Enfrentamiento con enemigo corrompido a las 17:07 UTM
Parte de bajas amigas: 4
Parte de bajas enemigas confirmadas: 12
Enemigos capturados: 0
Vehículos capturados: 1
Resumen:
Era un día mas, como otro cualquiera. Nos habíamos adentrado en las ruinas de una antigua ciudad. Todo se encontraba en calma, aun nos encontrábamos en las afueras, en lo que en antaño tuvo que ser una zona residencial, de casas bajas, con una simbólica iglesia derruida. Y una especie de hotel en ruinas, destruido por fuego de mortero.
La mañana prometía ser tranquila. El sargento nos dividió en dos escuadras ,el se encargaría de inspeccionar el hotel, mientras el resto tomábamos posiciones en la iglesia controlando el camino principal de acceso al distrito en el que nos encontrábamos.
Tan tranquila, fue que hasta relajados nos tomábamos la jornada, encontramos varios relicarios de antiguos marines de la gran cruzada. Un par de bolters, sagrados. Junto una espada sierra, impoluta a pesar de los años, que oscuro poder albergaría. Mas no pudimos encontrar, escarbando mientras matábamos el tiempo. Necesitaríamos mas que palas y picos para poder rescatar los restos de ese gran guerrero.
Ruido... Un ruido, familiar se empezó a aproximar.
La radio se encontraba en un silencio sepulcral, contactamos con la otra escuadra.
Sin noticias, de recibir refuerzos nos comunican. ¿Serian enemigos?
Pero... Si venían en un chimera, como podían haberse hecho con uno, si no nos quedaba ninguno operativo en el regimiento.
El ruido estaba cada vez mas cerca.
Colocados en nuestras posiciones, por fin tomamos contacto visual con el enemigo.
Un vehículo inquisitorial.
¿Inquisición?
Pero, si se fueron, que hacían allí, no podía ser. Que se tramaban.
¿Los informes de la base, se contradecían?
¿Que ocurría?
¿Amigos o enemigos?
Cuantas incógnitas a resolver, y que tan poco tiempo para decidir.
De repente, los vimos, fuera, por nuestro flanco, varios asesinos acompañaban a un huésped demoníaco.
Sus cadenas, rotas. Sus sellos de pureza, rasgados. Ese pobre infeliz había sucumbido. Mierda. Una unidad de élite infectada. No quedaba otra.
Había que tomar una decisión.
¡Fuego!
El lanza-granadas silbo, impactando a los 2 asesinos de lleno matando a uno en el acto mientras el huésped demoníaco sobrevivía junto al otro asesino.
Argg, no podíamos correr riesgos.
Empezamos a abrir fuego mientras se acercaban.
Por el otro flanco, reducieron a cenizas a todos aquellos que se atrevieron a bajar del vehículo y acercarse.
Pero entonces, ese sonido empezó. Nuestras armas pesadas cayeron. Presas del fuego del chimera.
Un mono acompañaba los disparos, pero gracias a otro bonito dispar de lanza-granadas voló y voloo y acabo estrellado contra el chimera.
El huésped siguió avanzando por la calle inmune a nuestros disparos pesados, con el asesino ágil como un gato.
El miedo se apodero del cabo. Y empezó a correr en dirección contraria. No quedaba otra. Empezamos a sembrar la calle de granadas.
Cuando el humo, se disipo. ahí estaban. Muertos. Los dos.
Un alivio. Pero lo peor estaba por llegar, entre tanto humo y ruido el chimera se había acercado. Su lanzallamas empezaba a soplar su fuego.
Varios soldados se libraron, corriendo nos alejamos mientras abrimos fuego contra el infernal vehículo. Nuestras granadas perforantes poco hacen.
Cuando ya lo tenemos encima, un golpe de fortuna, nos sonríe, rompemos las orugas del acorazado haciéndolo girar, y librándonos de un mar de sangre.
Pasa el tiempo, y desde posiciones relativamente alejadas, no observamos movimiento.
Solo queda la tripulación del tanque dentro.
Nos replegamos y tomamos posiciones, hoy iba a terminar siendo un buen día a pesar de haber perdido 4 hombres. Por fin conseguiríamos un nuevo vehículo para nuestras hazañas, y poder regresar a casa.
Empezamos la operación humeando el acorazado. Y tras un par de bayonetazos, su tripulación acabo muerta. Corrompida, con esas marcas de odio en sus caras.
Los quemamos.
Los purificamos.
Los exterminamos.
Hoy era un buen día.
Amén! Que viva la Guardia Imperial!
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