¡Make al habla!
Esta vez he regresado para dedicar una
entrada a mi miniatura favorita del universo Warhammer 40k y hablar
un poco del pobre estado en el que se encuentra hoy en día. Antes de
nada me gustaría mencionar que voy a expresar mis sentimientos al
respecto, y que no voy a hacer un análisis profundo del estado en
las diferentes ediciones ni de la evolución estética, si bien es
verdad que lo merece. Voy a enfocarlo en mi experiencia personal y
desparramar impresiones para que luego me hagáis llegar las
vuestras, así como vuestras historias personales.
Para empezar, me gustaría contaros mis
inicios en el juego y una curiosa anécdota. Mi primera caja de
Warhammer 40k y de cualquier otro juego de miniaturas fue la de
Guerreros de Hierro a finales del 2002. Por aquel entonces, con tan
sólo 12 años, no sabía nada de Warhammer 40k. Mis amigos habían
empezado poco antes, y me convencieron para que coleccionase un
ejército. Elegí sólo por la estética ya que no sabía nada de
ninguna facción. La única información era aquel panfleto gratuito
que se repartia en todas las tiendas con imágenes y un par de textos
sobre los productos de Games Workshop. ¿Os acordáis? He intentado
buscar en internet alguna imagen tanto del panfleto como de la caja,
pero no he encontrado nada con buena calidad.