¡Make al habla!
Esta vez he regresado para dedicar una
entrada a mi miniatura favorita del universo Warhammer 40k y hablar
un poco del pobre estado en el que se encuentra hoy en día. Antes de
nada me gustaría mencionar que voy a expresar mis sentimientos al
respecto, y que no voy a hacer un análisis profundo del estado en
las diferentes ediciones ni de la evolución estética, si bien es
verdad que lo merece. Voy a enfocarlo en mi experiencia personal y
desparramar impresiones para que luego me hagáis llegar las
vuestras, así como vuestras historias personales.
Para empezar, me gustaría contaros mis
inicios en el juego y una curiosa anécdota. Mi primera caja de
Warhammer 40k y de cualquier otro juego de miniaturas fue la de
Guerreros de Hierro a finales del 2002. Por aquel entonces, con tan
sólo 12 años, no sabía nada de Warhammer 40k. Mis amigos habían
empezado poco antes, y me convencieron para que coleccionase un
ejército. Elegí sólo por la estética ya que no sabía nada de
ninguna facción. La única información era aquel panfleto gratuito
que se repartia en todas las tiendas con imágenes y un par de textos
sobre los productos de Games Workshop. ¿Os acordáis? He intentado
buscar en internet alguna imagen tanto del panfleto como de la caja,
pero no he encontrado nada con buena calidad.
La caja me flipó. Mi siguiente paso
fue comprarme el Codex, y es aquí cuando ocurrió la anécdota que
os quería relatar. Por aquel entonces, pocos eran los chavales que
tenían paga, o al menos así era en mi barrio. No es que no hubiera
dinero en casa, pero había cierto consenso entre nuestras familias
de hacernos saber lo que es vivir con poco (quizás para compensar
que en el futuro no íbamos a ir a la mili...). Si te comprabas algo
era porque acumulabas de tu cumpleaños, de los Reyes Magos y de lo
que te sobraba cuando pedías dinero para, ocasionalmente cuando se
alineaban unos cuantos astros, ir al cine o a cenar.
Todavía se me saltan las lágrimas cuando lo veo... |
En fin, vuelvo a lo que iba: aquel
fabuloso día quería conocer los entresijos de mis amados 8
Guerreros de Hierro que me costaron unos sufridos 23 euros (creo
recordar) y de todos sus malvados secuaces que tan espectaculares
lucían en las portadas de las cajas y en las revistas White Dwarf.
Me dirigí a la tienda de mi barrio a por el Codex. Uno de mis amigos
me informó que su Codex Eldar le costó 9 euros, por lo que entré
con un fabuloso billete de 10 euros y con una sonrisa de oreja a
oreja. Me acerqué al mostrador y le pedí al dependiente el Codex de
rigor. Era el segundo Codex de los Marines Espaciales del Caos de
tercera edición, el que considero como mejor Codex de todos por sus
posibilidades para personalizar tu ejército de acuerdo a la legión
que se escogiese. Lo llegué a tener en mis manos y sentí durante
unos segundos los placeres que me esperaban dentro: arrasadores de
los de aquel entonces, el Profanador, reglas para mis Guerreros de
Hierro,... Y todo por lo que yo creía que iban a ser 9 euros.
Fue a la hora de pagar cuando mi
felicidad se deshizo. Todavía recuerdo cuando el dependiente me dijo
que eran 16'50 euros. Mi cara se desencajó y mis ilusiones se
deshicieron. No tenía manera de pagarlo y tuve que explicarle que
sólo traía 10 euros porque creía que era más barato, tras lo cual
me explicó que al ser un Codex recién salido que valía más que el
resto porque era más grande y más nuevo. Desde entonces el 16'50 es
mi número maldito y sigo teniendo pesadillas con ello. Eran otros
tiempos...
Continué comprando cosas poco a poco,
pero debido a que pude conseguir la mítica caja principal de tercera
edición en la que venían marines y eldars oscuros tras ahorrar
bastante tiempo, así como la caja de pinturas en la que venían
otros 5 marines (creo recordar), decidí cambiarme de ejército a los
Ultramarines, con un Codex de 9 euros que también pude adquirir con
otro esfuerzo. De esta manera dejé a un lado los marines del Caos y
me centré en sus leales contrincantes. Esto no quiere decir que
estuviera totalmente desconectado de ellos. De hecho, debido a que mi
situación financiera mejoró, pude adquirir artículos con mayor
frecuencia, entre ellos aquel maravilloso segundo Codex de tercera
edición, e incluso pude probarlo en partidas pequeñas. Además, a
pesar de estar más centrado en los Ultramarines por aquel entonces,
siempre conservaba con un cariño especial aquellos 8 Guerreros de
Hierro que tanto me fascinaban y que tantas veces hacían plantearme
con sus alucinantes cascos de metal si había tomado la decisión
correcta al decantarme por el bando imperial.
Con el paso del tiempo y de las
ediciones, y tras desencantarme en cierto modo con el bando leal tras
la ingesta de trasfondo, decidí a principios de sexta, después de
ver las espectaculares miniaturas de la caja de Venganza Oscura,
retomar los marines espaciales del Caos. Coleccionar dicho ejército
ha sido la etapa en la que más he disfrutado del juego, y todavía
recuerdo cuando volví a tener en mis manos una caja de marines del
Caos y lo que disfruté montando tan espectaculares miniaturas.
Podemos decir que soy un auténtico enamorado de la miniatura del
marine del Caos normal y corriente. Esos cascos, los detalles de sus
armaduras, sus armas, la maldad que emana de cada detalle,... ¡Me
encantan! Sin duda la mayor razón por la que son mi ejército
predilecto es la propia miniatura del marine del Caos.
¡Es perfecto! |
Desde entonces siempre he intentado
incluir marines en mis listas. Al principio de sexta, con la
letalidad que tenía el Helldrake, pude tomarme el lujo de
incluirlos, aunque nunca con resultados excesivamente buenos. Con el
aumento de la potencia de otros ejércitos y el nerfeo del dragón,
me vi obligado a prescindir de ellos en mis listas de torneo y
sustituirlos por los cultistas. Durante un pequeño tiempo han vivido
un segundo cautiverio en mi armario, y sólo los volví a probar en
unas pocas partidas con la salida de la séptima edición y las
misiones de Vórtice de Guerra con el objetivo de probar los Rhinos
con objetivo asegurado.
A día de hoy he dejado de jugar en un
plano relativamente competitivo, y me dedico a jugar esporádicamente
con la gente del club, a pesar de intentar seguir más o menos
enterado de las novedades leyendo los blogs y consultando los Codex
según van saliendo. Debido a mi cambio de mentalidad, incluyo en mis
partidas siempre al menos un par de escuadras de mis queridos marines
traidores. Su resultado es casi siempre nefasto (salvo en alguna
partida de patrullas) y su actuación queda a años luz de las
apasionantes hazañas de las novelas, pero no puedo controlar el
impulso de incluirlos a pesar de la carga negativa que suponen para
la lista.
¿Por qué hablo tan mal de sus
resultados en mesa? Cualquiera que sea conocedor del Codex de sexta
edición podrá afirmar que es EL PEOR MARINE DE LÍNEA DE TODO EL
JUEGO. Vale un punto menos que el marine del Codex Marines
Espaciales, y tiene un perfil igual que el del resto, pero... ¡sin
ninguna regla especial! Por un punto ganan odio a los marines leales,
que no vale para nada, y tienen un punto de liderazgo más. Veamos:
un marine tiene las reglas del capítulo de turno (normalmente están
bastante bien) junto con “no conocerán el miedo...”, lo que le
salva de persecuciones arrolladoras, huidas y acobardamiento; por
otro lado, el marine del Caos odia a los marines leales y tiene un
punto de liderazgo más, pero... ¡se puede acobardar! Quien no ha
jugado al marine del Caos nunca puede pensar que teniendo liderazgo
10 gracias al jefe de escuadra normalmente no se acobarde ni huya con
las bajas de disparos. Sin embargo, creo que un considerable
porcentaje de las veces que mis marines han sido aniquilados ha sido
por persecución arrolladora debido a que por mucho liderazgo 10 que
se tenga, si se aplican los modificadores, todo queda en nada.
Además, pagarles equipamiento cuerpo a cuerpo sigue sin ser una
opción óptima por su coste en puntos, a que a disparos siguen
teniendo la misma fragilidad, y a que ahora las unidades que son
capaces de lanzarse al asalto son extremadamente destructivas.
De esta manera apenas se puede usar un
marine “táctico” del Caos de manera táctica. A bote pronto se
me ocurren un montón de alternativas jugables con marines de
capítulos leales: en cápsula con los Ultramarines y los
Salamandras, infiltrando y flanqueando con la Guardia del Cuervo,
ganando un plus de resistencia para aguantar sobre objetivos con los
Manos de Hierro,... Pero me resulta casi imposible encontrar un uso
medianamente duro, salvo el de lanzarlos a botinear, e incluso esto
último me provoca dolor pensando que otros ejércitos pueden hacer
eso mismo de manera más óptima y con miniaturas que por el mismo
precio en puntos aguantan más, tienen más reglas y permiten mayor
variabilidad táctica. ¿¡No se supone que los marines de las
legiones caóticas son veteranos curtidos durante años y años en
toda clase de batallas!? ¿¡Por qué son tan sumamente frágiles,
estúpidos y cobardes!? ¡¡¡Yo te maldigo con toda mi alma Games
Workshop!!!
Y que lo digas, amigo... :( |
Yo creo que no pido tanto... Sólo
tener un marine del Caos que, aunque no tenga “no conocerán el
miedo”, tenga un par de reglas que le permitan más o menos
competir con los leales. No quiero que estén desequilibrados. Tan
sólo quiero jugarlos de manera que me permitan hacer algo diferente
y útil, y sentir que no estoy malgastando puntos cuando los incluyo
en una lista. Quiero que el marine del Caos sea una herramienta
táctica y no un gasto absurdo, y estoy seguro que muchos jugadores
de Marines Espaciales del Caos están de acuerdo conmigo.
Además, sigo sin entender por qué no
sacan una cápsula de desembarco como la de los marines leales. Antes
estaba la cara (en puntos y dinero) opción de Forge World, pero ya
no la encuentro en su página web porque supongo que estará
descatalogada. Teniendo en cuenta la política codiciosa de Games
Workshop en los últimos años, ¿por qué no han sacado cápsula
para los traidores? ¿Son conscientes del éxito que tendrían? Yo,
así a bote pronto, me pillaría unas cuantas para probarlas e
intentar un alpha strike (algo descafeinado, sea dicho) e intentar
hacer algo de daño con mis marines del Caos. Se verían
probablemente listas de ruidosos con la sirena de muerte flameando y
disparando armas que ignoran cobertura, marines de plaga con una
función algo más ofensiva, e incluso podría llegar a verse Mil
Hijos. También se me ocurre incluir un señor del Caos con
lanzallamas de Skalathrax, o incluso meter elegidos de línea con
Legión Negra con 5 rifles de plasma o fusión y con objetivo
asegurado. Es decir, el lanzamiento de una sóla miniatura provocaría
un aumento de las ventas sin tener que diseñar un Codex nuevo
(aunque falta haría...) y sin pisotear trasfondo. Además, ninguna
de las opciones que he mencionado antes estaría rota viendo los
niveles destructivos a los que se ha llegado, y se dignificarían en
cierto modo ciertas unidades del Codex que ahora son casi injugables,
entre ellas mis queridos marines espaciales del Caos.
Con estos dos últimos deseos me
despido de vosotros cerrando semejante tochazo. Mi corazón me pedía
dedicar un tiempo y unas palabras a la miniatura que más me apasiona
de todo el juego debido a las horas bajas en las que se encuentra, y
así lo he hecho. Ahora os toca a vosotros compartir aquellas
experiencias similares que hayáis tenido con el marine espacial del
Caos o con cualquier otra miniatura del juego. ¡Estoy seguro que hay
un montón!
Saludos y... ¡que arda la galaxia! :)
Amén! Hermano!
ResponderEliminarMuy buen post, Make! Un placer leerte! Te doy la razón completamente... Un saludo!
ResponderEliminar¡Muchas gracias Roockie! ;)
EliminarTotalmente de acuerdo, de hecho has conseguido que les quitara el polvo a mis amos de la noche solo para verlos. Ojalá renueven nuestro codex y podamos vengarnos como es debido de esos perros imperiales y que por fin dejemos de ser el peor ejército de 40k. Salve dominus nox!!!
ResponderEliminarJajajajaja. Bien bien, deja aparcado a Rambo y sus primos los catachanes y vuelve al camino del Caos. ¡Ojalá nuestras plegarias se escuchen!
EliminarY purgadas=}
Eliminar¡Faltaría más! Jajajajaja
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